Sinopsis

La vida de Edward Van Helmont no ha sido nada sencilla. A los seis años, perdió a sus padres y a sus hermanos durante el ataque de un grupo de bandidos a su aldea natal. A los siete, conoció a Kankel, un hechicero de gran sabiduría que le adoptó y comenzó a formarle en las misteriosas “ciencias rahmáticas”. A los ocho, conoció su verdadero origen y el pasado oculto de sus padres y de su mentor. Un pasado cuyas consecuencias ya empezaban a manifestarse.

«Fuego y Ruina» es la primera parte una trilogía de fantasía épica en la que nuestro protagonista, Edward, viajará por todos los confines del continente de Aedria mientras va aprendiendo las leyes de las ciencias rahmáticas que mueven los engranajes del mundo. Desde los seis hasta los veinte años, conocerá el amor, la amistad, la gloria y el éxito, pero también deberá lidiar con el fracaso, la tristeza, la soledad y la locura. Los recuerdos traumáticos de su infancia no desaparecerán con facilidad, y en su corazón se avivará una obsesión insana con el poder que manifestará a través de su magia: la “piromancia”, el dominio del fuego.

Historia

Entremos en materia. Lenin Rodríguez Peñate es un autor canario emergente, un tipo ambicioso que, según lo que él mismo comenta en sus redes sociales, está articulando una saga de fantasía tan colosal como el Cosmere de Sanderson y al que ha denominado «Atherion». Fuego y ruina es el primer volumen de la Trilogía del Ungido en Llamas, que si bien no es el primer tomo ambientado en este microcosmos del Atherion —ya lo vimos en La última venganza—, sí me ha parecido la apuesta más robusta hasta el momento.

En Fuego y ruina acompañaremos a Edward en su crecimiento, desde que una devastadora experiencia melló su salud mental a una temprana edad hasta que se sobrepone a estos sucesos, echándole una mano precisamente a quien lo sacó de su miseria. En esta aventura descubriremos una construcción de mundo fantástica, un sistema de magia complejo y bien construido (que poco tiene que envidiarle al propio Sanderson), una evolución mental propia de alguien que sufre las taras del trauma y suficientes lecciones de vida para hacer de un público juvenil —pues es a quien intuyo que esta obra se adapta mejor— algo mejor en lo humano.

Personajes

Tenemos, como bien había comentado, a Edward, nuestro inequívoco protagonista, un individuo de talento (sin, por ahora, ser nada excepcional) pero con una perseverancia increíble que lo ha llevado a desarrollarse como persona y como exomante. No es el personaje mejor construido del relato, pero es que precisamente la historia va sobre su construcción. El mérito de lo sobresaliente recae en Kankel, quien hace de mentor desde el inicio de la novela, que supondrá el principal punto de apoyo de un niño que lo ha perdido todo. Así pues, Kankel hace de padre, de maestro y de guardián, y educa a Edward como un hijo desde el cariño (aunque a menudo se excede dándole lecciones, no por variadas, sino por repetitivas y melosas).

Hay otros personajes que merecen su mención especial, aunque desde mi punto de vista se quedan algo descolgados en este primer volumen. Hablo de Cirenne, de Barlom e incluso de Luracia. Confío en el buen juicio del autor y espero que se les dé la importancia que merecen en Arena y odio, así como en el tercer volumen de la trilogía.

Estilo narrativo

Lenin R. Peñate no se anda por las ramas. Su estilo es directo y sencillo, nada sobrecargado y provisto de un excelente worldbuilding que atrae por su autenticidad y por su trasfondo histórico y mitológico sin necesidad de hacer alarde de una prosa engalanada, lo que lo convierte en un texto apto para un público muy amplio, en especial para aquellos poco acostumbrados a esta clase de géneros. No busca, en ningún momento, el efectismo, aunque sí peca de dos cosas que a estas alturas para mí pueden llegar a ser un lastre: la costumbre de los personajes de soltar un monólogo en momentos donde debe haber acción —destruyendo así el ritmo de la trama— o la sobreexplicación de ideas, en especial las relacionadas con lo que debe ser un correcto funcionamiento humano. En estas últimas no me refiero a que sean desacertadas, pero en el momento de narrarlas quedan extensas y poco naturales.

Edición

La edición que he leído y que es la que reseño es la versión digital publicada en formato Kindle para Amazon, por lo que poco puedo añadir acerca de las cualidades físicas del libro impreso. Sin embargo, podemos comprobar que la maquetación funciona, el índice es interactivo y la corrección de la novela es sobresaliente, pues apenas he podido encontrar alguna que otra errata, un mérito teniendo en cuenta la autopublicación, que recae no solo en el autor, sino también en su corrector, Antonio Galindo López.

Resumen

Fuego y ruina es el verdadero primer grito de Lenin R. Peñate en lo que se refiere a su macro proyecto literario, y un pistoletazo de salida que se aleja bastante de los errores lucía en La última venganza, una novela sencilla y lineal que aporta los suficientes alicientes e incógnitas como para que esperar la segunda parta no sea una opción, sino una obligación.

Lo mejor

La construcción del mundo, el sistema de magias de exomantes/endomantes y las anotaciones de Callistar Nock al inicio de cada capítulo aportan una profundidad al Atherion y a Aedria que dejan a uno temblando. Kankel es un personaje fabuloso.

Lo peor

El autor parece tener una tendencia a dar lecciones morales, que si bien considero correctas y con las que una persona con dos dedos de frente se sentirá identificado, a menudo resultan reiterativas y sobreexplicadas. Hay momentos en los que la naturalidad de una conversación es asesinada en pos de una nueva lección que a menudo se antoja demasiado larga. Se puede decir lo mismo con menos, y la novela ganaría en agilidad sin perder su profundidad.

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