Hablamos con Enric Herce, autor de Estación Niebla (que reseñamos el pasado 26 de mayo) y el responsable de haber ganado dos veces el Premi Imperdible a mejor novela en lengua catalana.
P. Hola, Enric. Para nosotros es un honor que compartas tu tiempo con nosotros. Así que vamos a aprovecharlo, como hizo nuestro buen amigo Max en Estación Niebla. Pero antes de empezar, ¿por qué no lo hacemos por el principio? ¿Quién es Enric Herce?
R. Un placer, Adrián. Soy bibliotecario y llevo toda la vida viviendo en Reus, nací en Barcelona, pero mis padres se mudaron aquí cuando tenía tan solo unos meses. Siempre me ha gustado contar historias, primero como un juego, después llenando folios y folios de viñetas y finalmente, cuando los globos de diálogos empezaron a ocupar más espacio que los dibujos, con la escritura.
P. Acabas de publicar Estación Niebla en español, de la mano de Red Key Books, una novela que si mal no recuerdo vio la luz en 2018 gracias a Malas Herbes, y que te llevó a ganar el Premi Imperdible en 2019. ¿Qué tal la experiencia de sacar a la luz otra vez y para un público más amplio tu trabajo?
R. Creo que todavía es pronto para poder valorar su recepción, de momento las primeras críticas están siendo muy positivas. Que una nueva editorial como Red Key Books que publicará a gente tan potente como Rebecca Roanhorse, Aliette de Bodard o Adrian Tchaikovsky apueste por tu obra siempre es una alegría, pero también es importante tener claro que del mismo modo que el número de lectores potenciales a los que puedes acceder en español es muy grande, también lo es la oferta con la que tendrás que competir en el mercado.
P. No es la primera vez que trabajas la ficción. Algunas novelas como Simulacions de vida (Malas Herbes, 2014) y relatos como La crida més enllà del temps (Punts de fuga, 2015) o La porta (Freakcions n.º 5, 2019) lo atestiguan. Podría decirse que te sientes cómodo en el género. ¿Qué es lo que ha hecho que sea tu soporte de preferencia?
R. Una mezcla fruto de una tendencia natural y de todos los libros, películas, series, cómics y videojuegos que me han ido acompañando a lo largo de los años y moldeando mi gusto. Supongo que ser niño y adolescente en una década tan prolífica para el género fantástico como lo ochenta ayudó lo suyo. Cuando me planteo contar una historia sé que, si no lo hace de inicio, el elemento de género acabará apareciendo tarde o temprano.
P. Hablando de Estación Niebla, no estamos ante una simple novela de acción cyberpunk, llena de persecuciones y luces de neón, sino de un interesante pensamiento reflexivo acerca de la naturaleza humana. ¿Qué supone este manifiesto en la novela?
R. El factor humano y la crítica social siempre están muy presentes en mi obra. De hecho, la ciencia-ficción que me interesa es la que utiliza la tecnología como punto de partida para plantear reflexiones sobre nuestra naturaleza y en qué punto del camino nos encontramos como especie. El cyberpunk suele presentar personajes fríos y distantes, reflejo del mundo en el que sobreviven, nada que ver con los que pueblan mis historias. Más allá de los giros en la trama y de los misterios que plantea, uno de los principales pilares que sostienen mis libros son los sentimientos y experiencias de sus actores, siempre a flor de piel, por muy oscuro que sea el escenario en el cual les ha tocado nacer.
P. Ahora regresando a tu trayectoria, te estás labrando una merecida carrera como autor del género en lengua catalana ganando no una, sino ya dos veces el Premi Imperdible. ¿Qué puedes contarnos de L’estrany miratge (Malas Herbes, 2021)? ¿Podremos verla también en español en un futuro próximo?
R. Con L’estrany miratge he ganado mi segundo Imperdible y acaba de ser galardonada con el Ictineu a mejor novela fantástica en catalán. Los Ictineu son los premios que otorga la Societat Catalana de Fantasia i Ciència-ficció a las mejores obras de género publicadas el año anterior. La novela bebe directamente del cyberpunk más clásico de los ochenta. La idea surgió leyendo un artículo sobre el speedrun: jugadores que compiten para terminar un juego en el menor tiempo posible utilizando distintas técnicas y programas. Pensé que sería divertido trasladarlas a un mundo en el cual convivieran realidad y virtualidad. Sobre su traducción alguna cosa se ha hablado, pero todavía es pronto para avanzar nada.
P. Por último, y siendo un poco cotillas, ¿qué tienes ahora entre manos?
R. Poca cosa os puedo adelantar. Solo que, de todas las que he escrito hasta ahora, es la novela que más documentación me ha requerido y que en ella me tomo un breve descanso de la ciencia-ficción.