Imagina que te adentras en una sala. La iluminación es escasa y las únicas fuentes de luz provienen de tu propio traje. De repente todo se ilumina. Te sientes en un espacio seguro ajeno a todo peligro y, por fin, puedes guardar tu progreso. Al salir notas que la música cambia y no sabes qué camino tomar. Sientes algo acercándose muy rápidamente. Sabes que tus posibilidades de sobrevivir son prácticamente nulas y la opción más inteligente es correr por tu vida. Bienvenidos a Metroid Dread.

La espera ha terminado. 19 años después de Metroid Fusion, Samus Aran regresa con una secuela cargada de acción y misterio. Con apenas un mes a la venta se ha convertido en el título de desarrollo español más aclamado por la crítica, además de ser la entrega con mayores registros de ventas en su estreno. Parece que todo ha salido a pedir de boca pero, ¿ha merecido realmente la pena? ¿Se puede disfrutar Dread si no has jugado a entregas anteriores de la franquicia? La respuesta corta es sí.

Sinopsis

Un buen día, la Federación Galáctica recibió unas imágenes de origen desconocido que indicaban que un ejemplar de los X seguía con vida. La Federación envió una unidad especial conformada por siete robots E.M.M.I. al remoto planeta ZDR, de donde aparentemente procedía la transmisión.

Al poco de aterrizar en ZDR, la unidad al completo desapareció sin dejar rastro.

¿Existe en realidad ese ejemplar de los X? ¿Y qué está ocurriendo exactamente en el planeta ZDR? Solo yo soy inmune a estos parásitos, por lo que está en mis manos desentrañar el misterio…

Historia

Lamentablemente, la trama de Metroid Dread es su mayor punto débil. Durante gran parte de la aventura no contamos con ninguna explicación que indique un avance en la historia, lo que por sí mismo no debería ser negativo dada las características de la saga y el género. A pesar de esto, cuando llega su desarrollo sucede de manera antinatural. Al alcanzar las 4 o 5 horas de juego, aparecerá un personaje nuevo que procederá a realizarnos una explicación de casi 10 minutos de lore sin ningún motivo aparente. Sucede de la forma menos orgánica posible, intentando dar un contexto al villano y al entorno resultando tedioso e impostado. De esta misma forma, el villano de esta entrega sigue la estructura de malo de opereta, donde su desarrollo y motivaciones resultan excesivamente planas.

No hacía falta ahondar en todos los elementos que componen el puzle de Dread de esta forma tan tosca. Zero Mission o Super Metroid (de los que hablamos en un artículo anterior) carecían de tanto soporte de texto o vídeo, pero aun así eran mucho más interesantes argumentalmente siendo sutiles y elegantes, contándonos la historia a base de narrativa. Por otro lado, Fusion si tenía unos giros argumentales claros con bastante soporte textual pero el resultado estaba mucho más trabajado que lo que podemos ver en esta secuela, integrándolos con la narrativa ambiental y con nuestro progreso a lo largo del mapa.

Dread no se siente como un cierre al arco argumental iniciado en Metroid de 1986. Su final se puede interpretar más como en desenlace de un videojuego spin-off que como una continuación al cliffhanger de Fusion. La reducida alusión a acontecimientos de entregas anteriores, salvando ocasionales guiños o referencias, distancia a esta nueva entrega de la idea de secuela argumental. Apenas se ahonda en la particular relación de Samus con los metroides, ni aporta nuevos elementos interesantes de cara al futuro. Del mismo modo, la relativa independencia respecto a sus predecesores permite que Dread sea un perfecto punto de entrada para nuevos jugadores al no ser necesario conocer los eventos sucedidos anteriormente en la franquicia.

Apartado técnico

Nada más tomar el control de Samus descubriremos la mejor baza del título: su jugabilidad. Las limitaciones en la movilidad y animaciones de nuestro personaje han desaparecido gracias al excelente trabajo de Mercury Steam usando la tecnología propia de la Nintendo Switch. Movernos por los diferentes mapas interconectados de ZDR con total fluidez se convertirá en nuestro principal aliciente para seguir a los mandos. Vuelven también muchas de las novedades de Metroid Samus Returns como el apuntado libre o los parrys, una mecánica indispensable en esta nueva entrega donde cuya buena ejecución nos recompensa con recursos (energía o munición) cuando derrotamos enemigos. Las sensaciones recorrer las pantallas, deslizarnos por el suelo o realizar parrys sin detenernos resultan realmente placenteras. Más que nunca podemos sentir que Samus es realmente poderosa, dando rienda suelta a sus habilidades tanto en el propio gameplay como en las secuencias interactivas al ejecutar a los jefes. Todo un exponente de carisma.

Esta fluidez será de vital importancia a la hora de enfrentarnos a los E.M.M.I., robots prácticamente indestructibles a los que les bastará atraparnos para que veamos la pantalla de fin de partida. Estos encuentros son también una de las señas de identidad de esta nueva entrega. Inspirándose en el SA-X de Fusion, nos veremos obligados a escapar vertiginosamente en muchas ocasiones, valiéndonos de nuestras habilidades de plataformeo y sigilo para conseguirlo. Es en estas escenas donde Metroid Dread se luce en su totalidad, ofreciendo momentos de tensión muy bien logrados y en los que podremos morir más de una vez. Los combates contra jefes también han visto aumentada su dificultad, por lo que nos tendremos que adaptar con rapidez a cada patrón de ataque para sobrevivir. Todo ello lo convierte en el juego más desafiante de la saga, pero sin llegar a resultar inalcanzable o desesperante.

Aunque es cierto que la exploración del planeta es satisfactoria y cada nueva habilidad es una nueva forma de aventurarnos él, también es el Metroid más lineal. A medida que la historia progresa, ocurren ciertos acontecimientos en el mapa que nos impedirán de cierta forma el backtracking, obligándonos a ir en una dirección concreta en casi todo momento. Hasta prácticamente el final no tenemos la oportunidad de explorar con libertad las distintas zonas de ZDR, resultando más lineal que Fusion donde también recibíamos indicaciones de nuestros próximos objetivos. Es cierto que estos cambios en los niveles suelen sucederse de una forma espectacular y efectista, integrándose de manera orgánica en muchas ocasiones, aunque eso implique de cierta forma renunciar a ciertos elementos propios del metroidvania.

Apartado artístico

Otra de las cosas en las que Dread brilla con luz propia es en el diseño de la propia Samus. El rediseño del traje de combate (y sus evoluciones) luce de maravilla, añadiendo líneas brillantes de color verde que destacan en estancias con escasa iluminación general, como las salas de guardado o ciertos entornos lúgubres. 

El diseño de enemigos y jefes destaca por su implementación con la jugabilidad fluida de Dread. Muchas de las criaturas con las que nos enfrentaremos en ZDR permitirán que realicemos las mecánicas de parry, incorporando un brillo característico que nos indicará el momento idóneo para llevar a cabo esta mecánica. Las recompensas que nos otorgan estos movimientos letales se volverán casi indispensables si queremos sobrevivir a combates continuados, por lo que debemos acostumbrarlos a ellos lo antes posible. Del mismo modo, el clima y ambientación de los diferentes mapas influenciarán en el diseño de estas criaturas, cubriéndolas de escarcha en zonas heladas o volviéndolas cada vez más peligrosas.

Música y sonido

En el apartado sonoro es más bien discreto. Los efectos de sonido están realmente bien, tanto los propios de nuestros gadgets y armas como los sonidos de algunos enemigos o jefes. Estos detalles sonoros resultan de gran ayuda a la hora de hacer parrys, ya que aportan más información sobre el momento exacto para realizarlos. Lamentablemente su música no resulta memorable. A excepción de contadas ocasiones, nuestro periplo por ZDR no está acompañado de música memorable como la que podemos disfrutar en Zero Mission, Super Metroid o incluso en la trilogía Prime.

Lo mejor

La jugabilidad de Metroid Dread hace que controlar a Samus a lo largo de su aventura sea toda una delicia. Explorar las distintas estancias de forma fluida permiten una mayor inmersión y hacen de este videojuego uno de los metroidvania más satisfactorios de jugar, tanto por su pulido apartado técnico, acabado artístico de escenarios o por el propio diseño de personajes y enemigos.

Lo peor

Las formas de hacer avanzar la trama resultan poco orgánicas y toscas. No se retoman ciertas subtramas abiertas en entregas anteriores por lo su historia puede resultar decepcionante para los fans de la saga.

Metroid Dread es un juego muy recomendable con una jugabilidad sobresaliente, capaz de encandilar a los fans de las plataformas y videojuegos de acción. Es una secuela realmente divertida y desafiante, donde he muerto en combates contra jefes o E.M.M.I. más veces de las que me gustaría admitir. Aunque su historia no está a la altura de videojuegos anteriores siempre es un placer volver a vivir la experiencia de convertirnos en Samus y perdernos por nuevos entornos. Además, su independencia respecto a títulos previos lo convierte es un punto de entrada perfecto para nuevos jugadores, llevando los conceptos originales a un contexto más moderno incorporando nuevos mecánicos y fluidez. Tendremos que estar atentos a cómo Nintendo reacciona a la gran acogida del público y esperamos ver una nueva secuela dentro de poco.