En nuestra primera entrega de Road to Metroid Dread exploramos los inicios de una de las franquicias más relevantes de Nintendo en Metroid y Metroid II: Return of Samus. Una vez introducidos en este vasto universo, es hora de hablar de sus años de gloria.

Apenas 3 años después del lanzamiento de Metroid II llegaría la secuela que, para muchos, se convertiría en la mejor y más completa. En 1994 aterrizó Super Metroid, la tercera entrega canónica para la Super Nintendo. Su argumento nos transporta a momentos inmediatamente posteriores al final de Metroid II, recibiendo una llamada de emergencia que nos obligaba a volver a Ceres, la estación espacial donde investigaban al último metroid. Una vez allí, descubriríamos que este ha sido raptado por Ridley, el villano recurrente de la saga. Para rescatarlo volveríamos al planeta del juego original, Zebes, donde nos abriríamos paso por la base reconstruida de los piratas espaciales. Durante nuestro avance, encontraríamos nuevas larvas de metroid y uno de gran tamaño, nuestro pequeño amigo ya evolucionado, que nos perdona la vida. Finalmente, volveríamos a combatir con Mother Brain y la derrotaríamos gracias a la ayuda y sacrificio de nuestro particular «hijo adoptivo».

La crítica encumbró con entusiasmo esta nueva entrega, siendo considerada hoy en día como uno de los mejores videojuegos de la historia. La mayor potencia técnica de Super Nintendo junto con una variedad de entornos, jugabilidad, música o dirección artística han permitido que Super Metroid se convierta en un clásico atemporal. Sin embargo, la siguiente consola de Nintendo (Nintendo 64) no contó con una nueva entrega. Hubo dificultades creativas que, junto con las altas expectativas generadas por su predecesor, impidieron la llegada de una secuela. Esto hizo entrar a la saga en un hiatus, permaneciendo sin nuevos títulos durante años.

Se hizo esperar toda una generación, pero su regreso fue por la puerta grande y por partida doble. ¿Os acordáis de que en nuestro anterior artículo mencionamos Metroid Prime? Ya se va acercando este momento, pero antes permitidme hablaros de mi juego favorito. Ese título del que he memorizado cada pasillo, enemigo y tema musical. Permitidme hablaros de Metroid Fusión (o Metroid 4).

Game Boy Advance fue una de las consolas en las que más pudimos disfrutar de estas aventuras. En 2002 se lanzaba Metroid Fusión y, con él, se amplió la variedad de entornos, situaciones y ambientaciones; pero es también uno de los títulos más lineales de la saga. En esta ocasión, Samus se verá infectada durante una misión rutinaria en el planeta SR388 por un organismo alienígena, el Parásito X. Para salvarle la vida y rescatarla del coma, la Federación recurrirá a un tratamiento experimental implantándole células de metroid, depredador natural del X. Una vez completada su recuperación, recibiremos una señal de socorro procedente de la estación espacial de investigación que orbita el planeta SR388 donde se investigaba lo ocurrido en la superficie. Una vez allí, descubriríamos que el X se ha multiplicado, parasitando a toda la tripulación y suponiendo un peligro para el resto de la galaxia.

Esta ambientación más claustrofóbica hace que Metroid Fusión sea un videojuego con muchos toques de terror. Además, se incluyó una nueva mecánica que resulta indispensable a la hora de entender estos tintes terroríficos. Para nuestra sorpresa, descubriríamos en la estación la existencia de un ser que se convertiría en nuestra némesis. Este enemigo no será otro que la propia Samus, ya que el X ha poseído los restos de nuestro antiguo traje, convirtiéndose en el SA-X. Este Terminator particular se convertirá en un enemigo invencible del que tendremos que escapar en muchos momentos de la historia. Pero no estaremos solos, dado que seremos guiados constantemente por nuestro ordenador de a bordo que nos indicará a dónde debemos ir en cada momento.

Finalmente, Nintendo lanzaría un nuevo juego para Game Boy Advance. En esta ocasión sería un remake del primer Metroid, llamado Metroid: Zero Mission. Utilizando el motor gráfico de Metroid Fusión se reconstruyó el mapa de Zebes desde cero, añadiendo nuevas habilidades, animaciones y sonido, funcionando como punto de entrada a la saga para nuevos jugadores. Además, se incluyó un epílogo en el que controlaríamos a una Samus vulnerable sin su traje de combate. Con ello, crearon mecánicas de sigilo totalmente nuevas para, finalmente, tener un nuevo enfrentamiento contra Ridley y escapar de su nave nodriza.

Si recordamos, Game Boy Advance no fue la única consola de Nintendo de su generación. Game Cube, su hermana mayor de sobremesa, tendría el privilegio de acoger a Samus de la forma más revolucionaria posible. De la mano del estudio estadounidense Retro Studios, Metroid Prime nos permitiría explorar el planeta Tallon IV desde dentro de su casco. Las plataformas en 2D se convertirían en un metroidvania en tres dimensiones donde resolveríamos nuevos puzles impensables para sus predecesores desde esta nueva perspectiva. Por si fuese poco, se introdujo el Visor de Escaneo, que nos permitiría obtener información y conocer más detalles sobre la historia y el entorno a medida que progresamos. Este cambio fue arriesgado pero fructífero, convirtiéndose en uno de los videojuegos más vendidos de la historia de Game Cube y cosechando numerosas críticas que lo calificaron como sobresaliente.

Cronológicamente, la aventura de Samus en Metroid Prime se situaría entre los acontecimientos vistos en Metroid y Metroid II. Durante los primeros instantes, seríamos atacados por Ridley (para sorpresa de nadie a estas alturas) y perderíamos todo nuestro equipo. Para poder sobrevivir, debíamos recuperar las distintas piezas de nuestro traje y entrar a un misterioso cráter donde ha impactado un meteorito de phazon, una misteriosa sustancia que será el eje principal de la trilogía y el objetivo de las investigaciones de los Piratas Espaciales. En los últimos compases del juego deberíamos enfrentarnos al jefe final, el metroid Prime, y, si habíamos conseguido recuperar el 100% de nuestro armamento, podíamos acceder a un final secreto donde se revelaba que este nuevo enemigo había conseguido escapar fusionándose con los restos de nuestro traje.

Metroid Prime II: Echoes, llegaría apenas dos años más tarde también para Game Cube. En esta secuela, se nos encargaría la misión de investigar la desaparición de unos soldados en el planeta Aether. Muy pronto descubriríamos que el phazon habría creado una realidad paralela en este planeta, alterando todo el ecosistema de mismo. Por si fuese poco, el metroid Prime reaparecería en forma de una versión malvada de nosotros mismos, Samus Oscura, para darnos caza y ser nuestra némesis. Para superar el juego debíamos devolver la luz al planeta Aether recuperando su energía de su vertiente oscura.

Como novedad, Metroid Prime II: Echoes también contó con un multijugador a pantalla partida. Esta vertiente ofrecía dos modos, un deathmatch donde debíamos eliminar a otros jugadores en el menor tiempo posible, y un modo recompensa, donde recogeríamos y acumularíamos el botín liberado con cada baja. Estas novedades y un ajuste a la dificultad haciéndolo más exigente se traducirían en un gran éxito tanto en ventas como crítica, volviendo a recibir calificaciones excelentes.

En esta entrega de Road to Metroid Dread hemos explorado los años dorados de la franquicia con la llegada de las mejores entregas en 2D y la revolución que supuso la creación de la subsaga Prime. En la siguiente (y última) entrega de nuestro especial descubriremos que, para desgracia del fandom, Nintendo tomaría decisiones creativas un tanto cuestionables. ¿Qué ocurrió con la llegada de Wii y Nintendo DS? Se avecina el drama…

Fuente de imágenes: Nintendo 12345