Martes 26 de noviembre. 17:15. Arranca un día más el Festival Isla Calavera y lo hace proyectando en pantalla Urubú, el que será el primer largometraje de Alejandro Ibáñez, Producida por Prointel TV y protagonizada por Carlos Urrutia, Clarice Alves, José Carabias, Jullie D’Arrig y el propio Alejandro Ibáñez.

Debemos reconocer en Alejandro Ibáñez el esfuerzo por seguir los pasos de uno de los mayores expertos del género en España. Hablamos de Chicho Ibáñez Serrador, o lo que es lo mismo, el padre del director de Urubú. Y es que además de reconocer durante el Festival de Cine Nocturna de Madrid que era un trabajo para homenajear a su padre, fue también el filme encargado de inaugurar la séptima edición del festival madrileño.

Fotograma de la película

SINOPSIS

La historia de Urubú nos lleva tras los pasos de Tomás, un fotógrafo y ornitólogo venido a menos, que intenta relanzar su carrera viajando a un remoto lugar de la selva amazónica para fotografiar al urubú albino, un extraño pájaro del que no hay registro en libertad. Hasta allí arrastra a su familia: Eva, su mujer, con una relación casi rota, que trata de recuperar al hombre del que se enamoró; y a Andrea, su hija, una autómata preadolescente absorbida por las nuevas tecnologías. Fotografiar al urubú pasa a ser secundario cuando Andrea desaparece. Su búsqueda conduce a Tomás y Eva a un territorio secreto y misterioso. Entrar en ese mundo tendrá graves consecuencias, y de pronto un entorno paradisíaco se convierte en un terrible escenario. Un peligro acecha y les fuerza a luchar para no perder aquello que más quieren (Festival Nocturna).

Fotograma de la película

Ahora bien, las impresiones que Urubú deja tras de sí son tan dispersas como muchos de sus focos de atención, que aunque tiene varios en esa idea inicial de un fortísimo potencial, están distribuidas de forma tan inconexa que en todo momento sentimos que estamos perdidos, que se nos trata de contar algo pero que no llega a tener sentido. En cierto modo la historia está bien esbozada, pero su ejecución acaba, en general, resultando bastante pobre.

Y es precisamente este punto el que hace que desemboque en un lodazal al que hubiera sido mejor no acercarse demasiado. Al igual que sucedió con Human Lost, otra de las propuestas presentadas al Festival Isla Calavera, hay demasiados frentes abiertos a los que no se les ha prestado la debida atención: demasiados callejones sin salida.

Carlos Urrutia por su parte se podría decir que absorbe el potencial de la película. Su actuación acaba merendándose a la de sus compañeros de rodaje —a excepción de José Carabias—, que aunque no lo hacen mal no tienen la misma solvencia.

Fotograma de la película

Quizá uno de los aspectos más logrados (y hasta excepcionales, si me apuras) es su fotografía, trabajada y limpia como podría suceder en el trabajo de The Head Hunter (Blaster No. 2, pp. 18-21), una impresionante labor de factura técnica que coloca el foco en Arturo Díez Boscovich, que contemos que siga trabajando codo con codo con Alejandro Ibáñez, pues aunque Urubú se presente como un trabajo modesto posee el potencial (y la gran virtud) de mejorar.

Sin lugar a dudas, Alejandro Ibáñez dará mucho de qué hablar en los próximos años. Esperemos que tome nota de estos pequeños deslices y apunte tan alto como lo hizo su padre, hasta que un día brille con luz propia.