Sinopsis

«Somos la última de las Doce Auténticas Compañías. Hemos sobrevivido más de un siglo a las demás, pero temo que nos encontremos en nuestro ocaso. Siento que esta puede ser la última misión. Una página de la historia está a punto de pasar, y una vez lo haga, las grandes hermandades guerreras quedarán destruidas y olvidadas».

Bienvenido al lado más oscuro y crudo del Fantasy. Nadie abandona la Compañía, excepto si es con los pies por delante. La Compañía es el hogar.

Historia

No soy muy dado a reseñar libros con tantos años a sus espaldas, más que nada porque considero que si la obra es buena —o al menos lo suficientemente destacable— ya está todo dicho sobre ella, aunque sea lo más importante. Hace unos años Montena nos trajo la reedición de «La Compañía Negra» de Glen Cook, una de las que podemos considerar de las primeras novelas de fantasía oscura. Y lo es, vaya si lo es. El motivo de la construcción de esta pequeña reseña se debe más a mi fascinación por el cómo está contada la historia que por la historia en sí.

En cierto modo, las palabras que se nos ponen delante serían la de los Anales, un registro por escrito obra de multitud de miembros de la Compañía Negra a lo largo de su historia. Sin embargo, el fragmento que nos ocupa se lo debemos a Matasanos, que vendría siendo algo así como el médico cabecilla del ejército mercenario. Vemos todo a través de sus ojos, que no juzgan ni analizan, sino que callan y registran. Ve atrocidades, contempla cómo sus amigos las llevan a cabo, a veces él mismo se ensucia las manos; también vemos camaradería, comportamientos hostiles y amigables, piques y riñas constantes entre determinados miembros (como Goblin y Un Ojo), el oscuro misticismo que rodea a Cuervo…

La aventura nos reúne en torno a nuestros grisáceos mercenarios (por negro que sea el nombre que los aúna) y a las penas y calamidades que surgen como compañía contratada por la Dama, una misteriosa figura que parece decidida a hacer suyo todo el continente, repeliendo rebeldes, eludiendo un peligroso despertar y a la Rosa Blanca. Junto a ello seremos testigos de proezas mágicas sin igual, extrañas a ojos de simples mortales, muerte, brusquedad, miseria, sangre, sudor, barro en las heridas y lágrimas… Y cuando digo que «seremos testigos» me refiero precisamente a eso: aquí no vamos a juzgar, solo vamos a contemplar. Si juzgáramos nos daríamos cuentas de que ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos. La línea entre el bien y el mal queda desdibujada en este mundo incierto: pasan cosas porque tienen que pasar, porque hay quienes hacen que pasen, pero ahí acaba.

Personajes

El autor no ha sido capaz de dotar a ningún solo personaje de nombre y apellido, y sin embargo, a base de blandir motes a diestro y siniestro, es imposible no distinguir a cada uno de ellos al momento. Porque, al igual que en la vida real, los motes están ingeniosamente bien elegidos, funcionan como identificativos, aportan una oscura gracia a unos hechos turbulentos, una dimensión que un nombre común no alcanzaría por pura denominación.

La dupla que forman Matasanos, vil perro curandero que más a menudo de lo que le gustaría tiene destellos de honradez, y Cuervo, miserable noble traicionado por los suyos que acaba uniéndose a la Compañía por voluntad propia, es increíble en muchos sentidos. En sí mismo, Matasanos es increíble. Funciona como la fuerza motriz de un relato lleno de desvergonzados, aportando en su registro de los Anales impresiones que con frecuencia chocan con su conciencia, con sus temores —que son muchos, sobre todo respecto a su idealizada Dama—, participando a desgana en conflictos que preferiría evitar para salvar el pellejo, como (casi) todos los locos que forman la Compañía, incluyendo al buscapleitos Goblin y al irritable Un Ojo.

Estilo narrativo

Todo ello está narrado como si el propio Matasanos apenas tuviera tiempo de escribir un par de frases ahora, verse envuelto en algún fregado, y volviera a empuñar la pluma otro par de líneas antes de volver a marcharse. Así, y desde un principio, la estructura narrativa parece brusca, desordenada, desganada, como si el autor hubiera volcado sin pretenderlo un puñado de ideas alocadas una tras otra y rezando al acabar para que todo tuviera sentido. Si este fue el caso, lo tuvo, y no solo eso: el resultado es una seña de identidad excepcionalmente buena.

El ritmo es frenético, las descripciones son casi inexistentes, nos movemos en un mundo que conocemos a coletazos vagos, apenas por el contexto de las más que frecuentes conversaciones, que en definitiva, son la única manera que tenemos de enterarnos de quiénes son los personajes, por dónde se están moviendo, qué está sucediendo a sus alrededores, qué mosca tienen detrás de la oreja, hacia dónde van… Si la mitad de los personajes hubieran sido la mitad de callados que Silencioso, La Compañía Negra apenas sería un panfleto, uno del que no nos enteraríamos de nada.

Toda la trama está dividida en apenas siete capítulos, sucesivos en tiempo pero no en espacio, y dada la vagancia intencionada del autor por explicarnos qué está sucediendo, da la impresión de que la novela, más que una novela como tal, es una antología: conocemos el trasfondo de la historia, cada capítulo lo enriquece, pero cada corte es un nuevo reinicio en otra parte del mapa, en otro conflicto, y todo lo que habíamos desentrañado en el capítulo anterior se va por el sumidero. Vuelta a empezar.

Edición

Para la presente reseña contamos con la primera edición física del año 2019 editada por Montena. Impreso en papel ahuesado y encuadernado en tapa blanda con solapas. No existe mapa del mundo (con lo que se complica aún más ubicarnos) ni tampoco contamos con ilustraciones. Los encabezados de los capítulos son simples y la maquetación cumple. En cuanto a la localización al castellano podemos decir que es muy buena, y respecto a la corrección es también bastante buena, al margen de alguna errata aislada.

Resumen

Una novela con un estilo narrativo marcado y muy distinto al que el lector común puede estar acostumbrado, llena de personajes grises vista desde los ojos de un curandero apañado que se siente en deuda con la Compañía pero que no ve la hora de irse.

Lo mejor

Los personajes y la mordacidad entre ellos es genial. El estilo ágil hace que la trama trascurra deprisa, sin tiempo para aburrirnos. Nos obliga a estar atentos…

Lo peor

…pero como pillemos un momento de distracción volveremos a estar tan perdidos como al principio. El estilo narrativo tan poco descriptivo puede llevar a confusiones muy a menudo, en especial al inicio de cada capítulo.

Puedes conseguir La Compañía Negra, de Glen Cook, a través de los siguientes enlaces:

FísicoCasa del Libro – Fnac – Agapea – Amazon

Digital: Amazon