Sinopsis

La Casa de Berethnet ha gobernado Inys durante mil años. Aún sin casar, la reina Sabran IX debe concebir una hija para proteger a su reino de la destrucción. Pero los asesinos cada vez están más cerca. Ead Duryan es una intrusa en la corte. A pesar de que se ha posicionado como dama de compañía, es leal a una sociedad oculta de magos. Ead vigila a Sabran, protegiéndola en secreto con magia prohibida.

Al otro lado del mar oscuro, Tané ha entrenado toda su vida para ser una jinete de dragón, pero se ve obligada a tomar una decisión que podría romper su vida en añicos. Mientras tanto, el Este y el Oeste siguen divididos. Cada región tiene una religión diferente basada en los sucesos acaecidos mucho tiempo atrás. Los que adoran a los dragones, los que los detestan y quienes adoran al Sin Nombre aparentemente nunca se pondrán de acuerdo. Y las fuerzas del caos se despiertan de su letargo y parecen estar a punto de llegar.

Historia

No es la primera novela de Samantha Shannon, y eso se nota en El Priorato del Naranjo. Estamos ante una novela colosal en más de un sentido. Algunos lectores se han empecinado en tildarla como «la sucesora feminista de Canción de Fuego y Hielo», y aunque eso me parece decir mucho, se acerca bastante.

La historia parte de cuatro protagonistas —Loth, Tané, Niclays y Ead— y se nos presenta como una obra coral desde el inicio hasta el final. Tenemos, por un lado, a Ead, dama de compañía de la Reina Sabran IX, enviada por el Priorato para salvaguardar la vida de la monarca en una corte que no hace sino amenazar su existencia; Loth, amigo cercano de Sabran que es enviado a una ciudad maldita con la intención de que no suponga una distracción para su reina; Niclays, un alquimista exiliado y caído en desgracia que no ve la hora de escapar de la solitaria isla donde yace recluido; y Tané, una candidata a jinete de dragón en las lejanas tierras del Este. El planteamiento de la trama principal nos llega desde todos los lugares a la vez, sus sendas se entremezclan en el pasado y en el presente todo el rato, y eso supone con claridad el arduo trabajo de fondo de la autora al edificar la historia y el mundo donde tiene lugar.

Dividida en varios arcos, la aventura de El Priorato del Naranjo se me antoja una genialidad desde las primeras páginas. Hay muchos personajes, muchas casas reales, y por si fuera poco, nuestros protagonistas no pertenecen a una sola dinastía, con lo que seguir el hilo al principio puede suponer un reto, pero no a la larga, cuando ya te has habituado a ellos. Sin embargo, y esto me duele de corazón decirlo, el tramo final de la historia me resulta brusco, apresurado, poco pensado. Da la impresión de que la autora se esmeró a conciencia en preparar el terreno de juego, todo encajaba a la perfección, nada parecía puesto por accidente, y sin embargo, el final me ha dejado con un regusto amargo por las prisas que se dio en terminar de narrar los acontecimientos, echando mano, en alguna que otra ocasión, a los deus ex.

Personajes

Como ya mencioné, el foco lo tenemos en cuatro personajes principales. Si bien se van cruzando con otros secundarios por el camino, son estos los que lucen. Yendo de menos a más, el peor —si bien no está nada mal construido— sería Arteloth Beck, un lord que de bueno que es resulta ingenuo, al que acompañaremos durante la mitad del libro y con el que sentiremos sus miserias en carne propia. Después, y contra pronóstico, tenemos a Ead Duryan. Al principio de la novela es fácil conectar con ella, es fuerte y valiente, sabe lo que se hace, está determinada, y es en todo ese trecho quien, así da la impresión, lleva las riendas de toda la historia, al menos la parte troncal de la misma. Esa sensación se va diluyendo a medida que se acerca el último arco: una vez todos sus secretos son revelados, Ead adopta una planitud que provoca cierta frialdad.

Dejando a estos dos personajes de lados, son los otros dos quienes me resultan los mejores, los más auténticos. Niclays Roos es un desgraciado y un sinvergüenza, arrastra fantasmas que lo atormentan y sus decisiones provocan momentos muy críticos en la trama, tanto así que refuerza la crudeza con la que la vida golpea a Tané Miduchi. No es mi personaje favorito, pero me parece el mejor edificado y quien tiene el mejor arco de redención de toda la novela. Tané Miduchi, por otro lado, es víctima de sus propias decisiones: su gran equivocación fue ayudar a alguien sabiendo que le estaba prohibido, y las leyes de su país la castigaron con creces. Las meteduras de patas de Niclays y una mala suerte incomparable sirvieron para ver a la joven jinete al borde del colapso, pero su dureza y su determinación consiguen sacarla adelante pese a las adversidades, y todo ello sin que resulte forzado. En este sentido, Tané es interesante de principio a fin de forma homogénea, a diferencia de la heterogeneidad de Ead Duryan.

Estilo narrativo

El Priorato del Naranjo es una obra coral, contada en tercera persona y haciendo gala de un estilo sencillo pero elegante, lo que la convierte en una obra muy asequible para el público general. Siempre y cuando, eso sí, no sea nuestra primera novela de género fantástico.

Edición

El ejemplar utilizado para la realización de esta reseña es la versión de bolsillo, en tapa blanda sin solapas. Cuenta con unas 840 páginas y unas 30 adicionales con el apéndice de los personajes, que nos puede servir de guía para no perdernos. También cuenta, en las primeras páginas, con los mapas del mundo conocido.

En cuanto a la traducción, le debemos el mérito a Jorge Rizo, y a su corrección y maquetación a Roca Editorial, que como suele ser habitual en su sello goza de una calidad indiscutible. Su precio de venta es de 12,95€, aunque si sois de esos amantes de los libros, recomiendo la edición en tapa dura solo por la calidad del papel de la tripa, que en el caso de la edición de bolsillo (y teniendo las páginas que tiene), es un ahuesado demasiado fino para mi gusto.

Resumen

El Priorato del Naranjo es un excelente libro de fantasía, con una construcción de su propio mundo riquísimo hasta la enfermedad, salpicado de un montón de buenas ideas y personajes interesantes. La edición de bolsillo, por su precio, lo hace atractivo, y su lenguaje sencillo, directo y sin demasiadas florituras lo convierte en una historia apta para un público muy amplio.

Lo mejor

Niclays Roos y Tané Miduchi. La primera mitad del libro me resultó genuina, como esos buenos libros de los que resulta imposible despegarse. El enfoque feminista de la novela es perfecto. No estamos leyendo una novela donde las mujeres están colocadas para resaltar, sino para formar parte de algo, como cualquier otro. Hay hombres fuertes y mujeres fuertes, hombres que pisotean y se dejan pisotear, mujeres que apalean y son apaleadas. Nadie es más que nadie, ni tampoco menos. Hay un equilibrio sensacional donde nada chirría.

Lo peor

El final sabe a poco. Todo en la novela gira en torno a la vuelta del Innombrable, un enemigo arcano tan poderoso que es capaz de destruir el mundo, y ese conflicto se resuelve a las prisas, junto con otros, en apenas veinte páginas. Las prisas por acabar la historia provocan que todo resulte atropellado, y los cabos sueltos se resuelven con una facilidad pasmosa que choca frontalmente con lo elaborado de los problemas, la mayoría mucho menos acuciantes, en el primer tramo del libro.

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