Aquellos a los que nos gustan los videojuegos estamos acostumbrados a que la industria de mayor envergadura nos bombardee con trabajos de gran calibre, de esos en los que se nota que hay mucho dinero detrás para dar forma a ideas complejas que, si bien es cierto que la mayoría están bien ejecutadas, no dejan de ser mecanismos que ya hemos visto en multitud de títulos del estilo.

Un género que se ha explotado hasta la saciedad es del del JRPG (los famosísimos «juegos de rol japonés»), con títulos como la longeva saga Tales Of, que cuenta con un sinfín de ellos —y el 9 de septiembre otro más—, lo también conocida saga Atelier —de la que pudimos disfrutar este mismo año de Atelier Ryza 2: Lost Legends & the Secret Fairy y recientemente Atelier Online, gratuito y exclusivo de dispositivos móviles—, los Final Fantasy, los Dragon Quest

Aunque estamos acostumbrados a su fórmula y sus mecánicas de farmeo, recolección, combates de múltiples personajes, etc., y estas enganchan, rara vez vemos una propuesta que nos aporte lo suficiente como para decir: estamos ante algo único. Y aunque no podemos decir que el título que nos ocupa sea un JRPG como tal (ya que, sorpresa, está hecho en Colombia), estamos ante uno de los mayores homenajes al género que se haya visto en mucho tiempo.

Cris Tales. Ese es el título que el estudio colombiano Dreams Uncorporated, SYCK y publicado por el editor de videojuegos Modus Games, cuya primera demo jugable pudimos disfrutarla desde el 20 de julio del año pasado, y un año después, aquí lo tenemos. Pero no nos adelantemos a los acontecimientos.

En la demo jugable nos encontramos con un mundo precioso, con una dirección artística bellísima, cuidada al detalle y tratada con mucho mimo (cortesía de Vadu Amka y Sebastián Villareal), inspirada en la cultura colombiana (como por ejemplo la catedral de Narim, una clara referencia al Santuario de Las Lajas ubicada en Ipiales, Nariño), una historia que sigue derroteros similares a las clásicas historias del género, una banda sonora emotiva y enérgica a partes iguales, y la idea más interesante en la que se fundamenta el juego: la habilidad que tendremos con Crisbell —nuestra adorable protagonista— de visualizar y saltar en el tiempo, al pasado como al presente y al futuro, tanto en el mapeado como en el campo de batalla, afectando directamente a ambas jugabilidades.

Con la pantalla dividida en tres partes (mirando de izquierda a derecha, pasado, presente y futuro), tendremos que ayudar a Crisbell y al carismático Matias a manipular el tiempo de tal forma que nos permita avanzar en el terreno de juego y avanzar en la historia, volviéndose esta mecánica fundamental para el desarrollo de todo aquello que se nos quiere mostrar.

Ahondando un poco en la mecánica, mientras que en el mapa habrá zonas inaccesibles en el presente o el futuro, tendremos que atravesarlas en el pasado para alterar un presente que nos permita continuar, y lo mismo sucede en sus distintas combinaciones. En cuanto al combate se refiere, una de las habilidades de Crisbell consiste en enviar a los enemigos a otra línea temporal, alterando directamente sus características y poder valernos de ellas para ser más eficaces en la batalla, haciéndoles más daño o evitando encajar golpes demasiado duros.

En cuanto a la trama y como ya hemos comentado, nos pondremos en la piel de Crisbell, una niña huérfana que vive en el orfanato de Narim, hasta que un día conoce a Matias y la guía hasta la catedral con la intención de desatar sus poderes temporales. Su vida, sin embargo, da su verdadero revés no en la obtención de sus poderes, sino en la aparición de la Emperatriz de las Eras, cuyo objetivo es destruir el reino de Crystallis. Será entonces cuando Crisbell se embarcará en una aventura sin igual, se hará con una espada de incuestionable poder y comenzará su cruzada contra la Emperatriz de las Eras acompañada de Matias, Wilhem, Christopher, Zas y JKR-721.

Como última curiosidad, el estudio ha puesto en circulación una edición especial de la Nintendo Switch con motivos del juego, regalándonos una vista que hace palidecer en cuanto a originalidad a cualquier otra versión de la consola en lo que a términos de edición coleccionista se refiere. Y es que esta joya, que imita el interior de la catedral de Narim en el juego, está limitada a un total de 50 unidades en todo el mundo y no está a la venta (aunque podemos hacernos con una si ganamos el sorteo que Tesura Games —sus editores en España— y Game.es nos han traído a las redes sociales).

No sé qué pensarás, pero yo llevo con los dientes largos demasiado tiempo.