Sinopsis: El gran anhelo de la humanidad, la magia, se hacía realidad ante nuestra atónita mirada. Ingenuamente, lo llamamos Rego Fatum. Rijo el destino. Llegó a nosotros cuando perdimos todo lo demás, pues la paz del Imperio milenario, que otrora permitiera nuestra prosperidad, se vio truncada por océanos de sangre azul. La Guerra de la Escisión. La conexión entre ambos sucesos, ahora lo sé, se remonta al origen mismo de los tiempos, cuando aquellos seres primigenios moraban la tierra y tomaban la forma de nuestros terrores ancestrales. Hace mucho que los Divinos dejaron de velar por nosotros, mas aún escriben sus designios en las constelaciones, pues el oscuro firmamento es su pergamino, y las estrellas, su tinta. El despertar de los nacidos del Aether es el primer volumen de la colección Rego Fatum. Un universo de épicas leyendas en el que se entremezclan las cuitas humanas y divinas, representadas por poderosos adalides largo tiempo atrás olvidados…
Historia: Es difícil, con una prosa tan alejada de la cercanía acostumbrada por las actuales editoriales de peso que trabajen el género de la fantasía épica, generar el nivel de atrapamiento que provoca una obra como El despertar de los nacidos del Aether. Contada desde múltiples puntos de vista, todo por medio de una serie de personajes que, si bien no están directamente relacionados entre sí, el destino que se prevé dictamina que pronto lo estarán, la historia es un exquisito caldo sazonado con magníficas ideas, algunas genuinas —como la teoría que fundamenta la magia descrita, el mencionado «Rego Fatum»— y otras que, aunque no son del todo propias de esta novela, suponen los giros de guion perfectos para una trama elaborada e hilada con tanto o más acierto que las hebras del Aether. Brindo por ello, aquí, en los Salones que aguarden nuestra llegada.
Ambientación: Físicamente, el mundo construido por Cordón Obras cumple, sin mayor pretensión: un continente (Annakronos), dividido en una serie de regiones (con diferentes sistemas políticos, ninguno de ellos, salvo Augis, explicados sin demasiada profundidad) y con un trasfondo de posguerra que sirve como pretexto para un worlbuilding que resalta de verdad en su propio imaginario. El trasfondo histórico del continente, ligado a los poderes arcanos en los que pivotan todos y cada uno de los personajes —en mayor o menor medida—, es donde de verdad reluce la novela. Hay tantas cosas por descubrir dentro del campo teórico que es imposible resistirse a los encantos de una materia que nos es tan desconocida como a los protagonistas. Sin duda, un sobresaliente ejercicio de construcción muy diferente al acostumbrado, donde, por regla general, prima aquello que conforma un espacio, pero no el espacio en sí.
Personajes: Los personajes son maravillosos, no en el sentido de que sean capaces de encandilar al lector identificado con uno u otro, sino por la credibilidad de los mismos. Son humanos, con sus miedos y defectos, más propensos al sufrimiento que a darse la buena vida, azotados por una serie de acontecimientos que parecen edificados para provocar empatía pero sin que esta luzca forzada en lo absoluto. Si tuviera que destacar a dos, esos serían Ruthgerus y Alberyns. El primero, por el misterio sobre sí mismo que ni él conoce, por su entereza, por sus motivaciones, sinceras y nada absolutas cuando la duda se instala en él. La segunda, por ser la más auténtica de todas. No hace acto de presencia, al menos no de la forma habitual, pero está (o estuvo) y es, de una forma u otra, parte fundamental de una historia que no deja de volverse un misterio absorbente cuantas más páginas vayan quedando atrás.
Estilo narrativo: No vamos a engañarnos: Carlos Cordón Obras se dedicó en cuerpo y alma a pulir una novela de tal forma que parezca un escrito de hace algunos siglos, sin abandonar, por supuesto, el característico estilo contemporáneo. Nos encontramos, pues, ante una obra que no debe ser tomada a la ligera. Requiere, sobre todo en sus extensas y densas explicaciones de la volátil materia que se halla en nuestras manos, de un tiempo de reflexión. No es una historia para leer rápido y corriendo, y al que el público poco acostumbrado a esta clase de literatura podría encontrar ciertas reticencias. Pero estamos, sin duda, ante uno de los ejemplares ejercicios cuya prosa más se asemeja al imaginario del relato que se nos expone.
Edición: Editorial SG (surgida a finales de 2019, fruto de la colaboración entre Grupo Suministros Granada y la revista de cultura Lenguas de Fuego) ha puesto un especial esfuerzo por hacer que esta obra vea la luz con una calidad excelente. Erratas habré identificado apenas dos o tres en las 500 páginas que componen la historia, algo que habla muy bien del trabajo que hay detrás. Un mapa del mundo se puede ver en una de las primeras páginas (aunque desde mi punto de vista no aprovecha bien el tamaño completo de la página en la que se halla) y un discreto índice recoge los 19 capítulos y las 4 entradas (al respecto de estas últimas, sugiero especial atención en la lectura). En cuanto a la cubierta, es más bien sencilla, pasable. La ilustración (o mejor dicho, el montaje fotográfico elaborado con lograda intención) de portada sufre el mismo problema que el mapa, impresa en una página que no aprovecha a sangre toda su capacidad, sino que está limitada por unos márgenes cuyo color azul comparte con el resto de la cubierta. ¿Es funcional? Sí, lo es. ¿Podría mejorarse? Por supuesto.
Resumen: En general, El despertar de los nacidos del Aether es una excelente novela de fantasía épica, (para la que habrá que esperar a sus continuaciones, Caminante de las hebras; Emisarios del destino, ambos todavía en pendiente publicación), que goza de un trasfondo absolutamente formidable y que recomiendo encarecidamente a todo aquel que quiera embarcarse en una novela de lenta digestión pero escrita con pulso firme.
Lo mejor: El misticismo y el sistema mágico sobre el que se mueve toda la trama, una evidente declaración de intenciones de un autor que, se nota, ha dedicado muchas horas a su construcción.
Lo peor: Ese mismo ritmo lento podría suponer un hándicap para los poco avezados en esta clase de prosa. Hay acción, y muy buena, y también excelentes y tensos diálogos, pero nada comparado con la descripción de un mundo (tanto externo como de los propios personajes) que puede resultar fatigoso para algunos.
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