Pokémon, para. Por favor, ya está. Tienes que descansar.
Pokemon Escarlata y Pokémon Púrpura se suman en un 2×1 a la denigrante práctica de la industria de los videojuegos de sacarte un producto roto, con fallos y, por lo tanto, inacabado.
Aún así y pese a ser el Pokémon con más bugs detectados en salida en toda la historia de la saga, Pokémon Escarlata y Pokémon Púrpura han vendido más de 10 millones de copias en sus primeros tres días desde su lanzamiento el 18 de noviembre. El mejor lanzamiento de Nintendo Switch, Pokémon y Nintendo, el exclusivo más vendido en sus tres primeros días… y la cantidad de memes que han salido por los fallos y malas optimizaciones del juego también han sido espectaculares.
En menos de 1 año hemos tenido el lanzamiento de 3 juegos de Pokémon. El remake de Perla/Diamante, Arceus y ahora Escarlata/Púrpura son la triada de títulos que nos ha llegado de noviembre de 2021 a noviembre de 2022. Y no son títulos menores, aunque evidentemente cabría esperar que Escarlata y Púrpura sean los que continúan la secuencia canónica de Pokémon tras Espada y Escudo, dejando a un lado los títulos alternativos y remakes.
Pokémon lleva varios años dando bandazos de un lado a otro en los que, para llenar los espacios entre sus “grandes” juegos, te presentaban remakes y algún que otro título alternativo.
La saga está desorientada buscando un horizonte difuso y este año ha llegado con una explosión de contenido mediocre. Pero no querría hablar sobre el contenido en sí del juego, sino sobre el trabajo, que hace que en su conjunto el análisis final del juego tienda la mediocridad. Porque sí, se puede ver más allá de los fallos del juego y se puede esperar a los diversos parches que vayan solucionando este descontrol, pero tampoco hay que ponerse una venda en los ojos y hacer como si eso no existiera, como si GameFreak, The Pokémon Company y Nintendo no hubieran hecho lo que han hecho. Seamos críticos, que no pasa nada, y seamos conscientes de que hay buenas ideas pero muy malas gestiones. Algo está fallando y quienes lo sufren son los consumidores.
La saga de Pokémon está en una situación de estresante comodidad. Una actitud por otro lado, muy en la línea de cómo se entiende el trabajo especialmente en Japón y de cómo se entiende la explotación laboral a nivel universal también. Nadie ha hablado de crunch en este caso pero tampoco sería tan descabellado atendiendo a los términos en los que nos encontramos el juego y a cómo habían abandonado Arceus.
Como consumidores hemos ido aceptando tratos abusivos por parte de las empresas que nos venden sus productos. Y ya no hace falta ser jugador de Magic, Warhammer o fan de los juegos de Ubisoft. Hemos permitido y aceptado que las empresas tengan la fea costumbre de sacarnos los juegos incompletos, rotos o con una imperiosa necesidad de un parche, dos o tres (o lo que hagan falta) para que solucione los tremendos fallos.
No hablamos de una empresa de juegos “indies”, que pueden tener el beneplácito de la duda. Hablamos de las grandes compañías que sustentan la industria. Algo tremendamente absurdo. Pero aquí estamos. Y es tremendamente grave. Estamos pagando por juegos tan rotos e incompletos, como nuestros cerebros al aceptar semejante abuso. Esto no es una campaña de crowdfunding ni somos inversores ante la idea de un buen juego. Y esto está pasando constantemente.
Además, a todo esto hay que añadirle los famosos “parches de día uno”, que básicamente es la primera tirita que necesitará el videojuego para funcionar correctamente. En el caso de este Pokémon, ahí te va más de 1GB extra. Y a ver, evidentemente el hecho de que las compañías y los estudios estén al tanto de los videojuegos y puedan ayudar a arreglarlo y trabajar en ello está muy bien. La cuestión es cuando se nos va de las manos y los tiempos de producción no son realistas, con todo el crunch incluido que al parecer también hemos ido aceptando. Es absurdo que antes siquiera de que juegues al juego ya tengas que andar con parches. ¡Y que ya han sacado el primer parche del juego! Tras hacer una preciosa nota hablando de cómo entendían a la comunidad y que tomaban nota del feedback… ¡Faltaría más!
Nos hemos acostumbrado a un absurdo que, cuando lo extrapolamos a otras facetas de nuestro día a día, resulta aún más absurdo si cabe. Es como comprarse una bicicleta sin pedales y con las ruedas un tanto desinfladas, que es algo bastante molesto, pero manejable. Además tiene un reconocido fallo en los frenos que quizás te pueda tocar y te puedas romper la cara. Eso sí, tu puedes tranquilamente montar en ella, que en un periodo de unas semanas a unos meses te irán arreglando a coste cero el producto a medias y defectuoso que has pagado en su totalidad. ¡Ah, y por cierto…! Resulta que además la bicicleta venía sin sillín y te has estado montando todo el rato en ella sin darte cuenta por qué tu experiencia no estaba siendo tan satisfactoria.
No pasa nada por decir que algo no está bien, por mucho que te guste. Incluso aceptar que es una soberana mierda explotadora y estafadora. Está bien. No pasa nada. Una compañía así puede soportar esas críticas. De verdad que no van a llorar ni mucho menos. Lo único que les importa es que aflojes el dinero. Ahora bien, ya que pagas por ese proyecto de juego, al menos estaría bien señalar las cosas que están mal, ¿no? Y eso no te convierte en ningún “hater”. Si acaso en una persona crítica con malas decisiones financiera, pero todos caemos en estas trampas a veces difíciles de esquivar.
Pero volviendo a Pokémon Escarlata y Pokémon Púrpura, la fluidez del proyecto y su resolución dejan muchísimo que desear, dando unos problemas enormes al renderizar los entornos y personajes. Esto mejora respecto al juego de Leyendas de Arceus, pero deja muchísimo que desear si comparamos con otros juegos del catálogo de Nintendo Switch. Lo que viene siendo dar pasos poco a poco dentro de su burbuja, ajenos a la normalidad imperante. Lo mismo se podría decir de los paisajes y la integración de los elementos en el entorno. Pero, si bien hay avances, también hay retrocesos que supongo que dejaremos para que sean futuros avances en otras entregas, como la sensación de peso sobre las superficies. Una sucia estrategia clásica del desarrollo de videojuegos de largas sagas.
¿Lo peor de todo? Que es un juego muy entretenido y que incluso podría ser uno de los juegos más icónicos de la Nintend Switch e incluso hasta de toda la saga Pokémon. Y esto es algo que, considero, lejos de aliviar el malestar de lo que han hecho con el lanzamiento del juego, lo empeora. Porque es tener la posibilidad, el camino, los recursos y el tiempo de hacer algo realmente bueno… y haberlo dejado en algo muy mediocre.
El chiste es que la gente lo sabe y lo sigue comprando. O peor aún es, ya habiéndolo comprado, ser de esas personas que sienten la imperiosa necesidad de defender a una compañía a la que solo le interesa tu dinero y que, por supuesto, con tratos así no hace más que demostrarlo una y otra vez.
Debería ser un misterio cómo esta entrega, con todo esto a sus espaldas, ha vendido tanto y probablemente se pueda situar como uno de los videojuegos de Pokémon más vendidos, con todos los fallos y el bajo rendimiento que tiene el videojuego. Un videojuego más al que le hacían falta varios meses de desarrollo… ¡Pero dejemos de ser tan negativos por un momento, que pronto llega la Navidad y hay que aprovechar, ya que es tiempo de estar con la familia y pedirle a Santa Claus, los Reyes Magos, el Niño Jesús, Hideo Kojima o a quien le reces por las noches la nueva entrega de Pokémon!
¡Hazte con todos!