No es ningún secreto para nadie que The Pokémon Company es una de las compañías que más dinero generan de todo el mundo. Con la tontería, y solo hasta el año 2021, es la franquicia de medios más valiosa del mundo (según Statista), juntando algo más de 100 mil millones de dólares (aguante, comandante), 20 mil millones más que Sanrio y el buque insignia que es Hello Kitty.

Uno puede esperar, pues, que una saga tan longeva como Pokémon trate no solo a sus productos como merecen, sino también a los consumidores que la han hecho crecer. Y se ha visto una mejora significativa en su Juego de Cartas Coleccionables, donde multitud de artistas han intervenido para darle una nueva dimensión a nuevos formatos, ediciones full art y demás. Y es que esto ha sido así porque el consumo es masivo, y las masas merecen cierta excelencia, en especial cuando se alcanzan cotas multimillonarias.

Pero en el campo de los videojuegos, —al contrario de lo que piensa la gente, no es ni de lejos la mayor fuente de ingresos de Pokémon Company—, Nintendo, Game Freak y Creatures Inc. siempre han resultado de lo más tibios, en especial en la última década. Excluyendo refritos, cada título original desde Pokémon X y Pokémon Y han levantado ampollas, al principio por lo jugable: el público que se ha criado con Pokémon ya es adulto, pero sus juegos cada vez son más sencillos, conseguir experiencia es más fácil, las historias son cada vez más infantiles… El desafío de las primeras generaciones se ha diluido. Y luego llegó el salto de la Nintendo Switch, los gráficos y la jugabilidad en 3D, y todo se sumergió en un bidón de brea del que a todo el mundo le está costando salir.

Pokémon Espada y Escudo padecía lo que llevaban padeciendo las últimas entregas de Pokémon: historia simple, combates simples, jugabilidad simple. Pero a ello se sumaba una calidad gráfica cuestionable, dadas las facilidades económicas de la compañía. Luego llegó Pokémon Leyendas: Arceus, un título que llegó para redefinir la franquicia con una propuesta entretenidísima, una jugabilidad entretenida y un apartado gráfico que daba vergüenza ajena. Nadie podía entender que Nintendo y Game Freak fueran capaces de lanzar al mercado un juego de mundo abierto cuyas texturas se veían casi peor que las de títulos de GameCube. Y se ve que la arrastrada por el suelo que le pegó la comunidad al trabajo sirvió para lo que sirve un cubito de hielo para enfriar una bebida en el Ártico, porque a finales del mismo año llegó a las casas de todo el mundo Pokémon Escarlata y Púrpura, y la gente ya no sabía para donde correr.

La hierba plana, la maya del agua repetitiva, la escasez de vegetación o incluso rocas… Leyendas: Arceus se veía vacío.

Escarlata y Púrpura —o Pokémon Españita, como me gusta llamarlos— fueron el siguiente salto generacional, presentando al carismático y derretidor de corazones Sprigatito como inicial (y sus desafortunadas evoluciones, feas como una nevera por detrás) y una nueva región, Galar, que podría haber sido llamada Bugar (¿lo pillan?). La cantidad de errores que presentaba el juego a nivel jugable eran para pegarse un tiro, las texturas eran casi peores que en Pokémon Leyendas: Arceus, el rendimiento en un videojuego significativamente menos exigente que otro de la compañía, el laureado The Legend of Zelda: Breath of the Wild, era lamentable, y la sensación de que The Pokémon Company se estaba partiendo la caja en tu puta cara era desconcertante.

No es de extrañar que la comunidad estuviera por defecto con el culo apretado cuando se anunció Pokémon Leyendas: ZA. Porque, pese a la lloradera de la comunidad —justificada, por otro lado—, Leyendas: Arceus fue un buen videojuego, bien planteado y muy entretenido. No, no me vengan otra vez con la cantinela de que se veía como el orto, eso ya lo sé de sobra, que le pegué un buen puñado de horas. Pero se las di porque el juego es satisfactorio a rabiar en lo jugable, es dinámico y hay bastantes cosas que hacer, integradas de forma tal que el tiempo se te pasa volando. Y eso convierte al título en un buen videojuego, que no en uno excelente. Así que, eso sí, un buen videojuego con unos gráficos de puta vergüenza.

Solo de pensar en ese ¿agua? y en esas ¿montañas? de Pokémon Escarlata y Púrpura me dan ganas de incendiar oficinas.

Pero por fin… la espera ha concluido, Pokémon Leyendas: ZA está en los hogares de los fanáticos de todo el mundo y los lloros de la comunidad —insisto, justificados— han regresado para inundar las redes.

Leyendas: ZA bebe de sus últimos predecesores, y lleva la fórmula de Arceus a la Ciudad Luminalia, un escenario más pequeño y claustrofóbico que el mapa de Hisui, pero también más condensado de elementos interactuables, con un ciclo de noche y día donde suceden distintas cosas según el momento. El diseño del espacio está bien y funciona, las misiones principales y secundarias se mueven de forma orgánica, casi no hay tiempo para aburrirse entre un evento y otro, y si bien es cierto que el mapa es poco más que la jaula de un hámster, es una jaula de hámster con los mejores juguetes de la tienda de animales.

Pero a nivel gráfico voy a romper una lanza, esta vez, en favor de Game Freak y su trabajo, porque no da tanto asco mirar el juego como me pasaba cada vez que veía un charco en Leyendas: Arceus. Aunque esa misma lanza rota también pienso usarla para golpearle las nalgas, porque es que, en última instancia, siguen siendo unos zánganos.

El sistema de combate es bueno, entretenido y recuerda al de los Xenoblade Chronicles.

Pokémon Leyendas: ZA no se ve ni de lejos tan mal como la gente está pintándolo en redes sociales. La Ciudad de Luminalia se disfruta viva y colorida, los modelados en 3D están muy bien, están llenos de detalles interesantes (en el Hotel ZA, por ejemplo, hay cuadros que no son un copia y pega, y el Museo luce como lo que debe). Yo veo mimo en el modelado 3D de las cosas que están modeladas, y veo una intención real por hacer que el juego se vea mejor que sus antecesores. Y eso lo voy a respetar, aunque vengan cuatro llorones a morderme el cuello. Eso sí, como yo también tengo dientes, voy a pegarle un bocado a Game Freak porque hay decisiones que me resultan imperdonables, pero, sobre todo, injustificables.

Todos los elementos que hay a pie de calle están modelados en 3D. Aportan riqueza al apartado artístico, aunque la inmensa mayoría no sean interactuables. Pero es que da igual que no lo sean, porque están ahí para enriquecer la imagen, lo visual. Y es que es precisamente por esto por lo que me parece de sinvergüenza de manual lo que se hace con las fachadas de los edificios que, siendo Ciudad Luminalia un escenario inspirado en París, no se hayan tomado la más mínima molestia en modelar aunque sea cinco o seis balcones distintos, tres o cuatro ventanas diferentes y un par de cornisas. Maldita sea, ¡es una dichosa ciudad llena de edificios! ¡Están por todas partes, por que son el escenario del juego! ¿Cómo vas a presentarme un único mapa ambientado en una única ciudad y dejas todos y cada uno de los edificios (por los que puedo corretear a los lados y en sus tejados, dicho sea de paso) con un brochazo plano? Los balcones, las ventanas, las cornisas… todo es un pintado en plano sin la más mínima gracia. Si ves un edificio de lejos y de forma frontal, puede dar la sensación de que ahí hay un balcón. Pero es acercarte, o ponerte en paralelo al mismo, y llevarte una decepción mayúscula que está constantemente sacándote de la ficción y llevándote de la mano a las oficinas del productor para que le cagues en la mesa.

Si nos fijamos bien en los edificios de Pokémon Leyendas: ZA podemos apreciar que parecen cubierto de papel decorativo.

Lo que más molesta es que este detalle es injustificable. La ciudad es lo bastante pequeña como para que el rendimiento que pueda tener, en tiempos de carga y demás, no sea un problema, menos si tenemos en cuenta que Switch es capaz de mover bien verdaderos gigantes de la industria, y aún menos si asumimos que la versión de Nintendo Switch 2 se ve igual. Tampoco es un problema de dinero, eso desde luego, que tienen el billete por castigo, y menos aún de tiempos, puesto que si el equipo no es capaz de darle forma a cuatro balcones en fecha, basta con contratar a unos modeladores extra. No. Esto no tiene justificación, y supone una soberana falta de respeto al consumidor.

Que sí, también oigo de fondo a otros dolidos defensores de grandes compañías (como si fueran a heredarlas, o vete a saber tú) que afirman que los gráficos no lo son todo en los videojuegos. No, claro que no lo son todo. Y como ya dije, Leyendas: ZA me parece, en términos generales, un buen juego, y una buena línea a seguir desde Leyendas: Arceus. Pero sí forman parte de la experiencia de juego, y podemos ser tolerantes con videojuegos con un presupuesto bajo, trabajos independientes o proyectos muy ambiciosos que, por dinero, han tenido que recortar de aquí y de allá sin desmerecer la jugabilidad. Y hasta yo, que tengo la boca llena de espumarajos de rabia, puedo entender algunas decisiones. Pero esta no es una de ellas. Porque no es justificable, porque hay texturas que parecen rescatadas de un proyecto a 480p, porque un pintado para dar la impresión de que algo es lo que no es resulta un recurso desesperado y barato de un estudio con bajos recursos, no de una de las más multimillonarias franquicias de medios del mundo, avalada por un estudio de videojuegos que lleva en activo desde 1986, respaldada por una de las tres compañías más grandes del mundo en la industria del entretenimiento.

Entiendo que Pokémon es Pokémon, que se vende igual aunque el videojuego salga al mercado con gráficos de SNES, y que dejar de comprar el videojuego masivamente no va a suponer un mazazo muy duro en el ingreso de billetes de The Pokémon Company (por poner un ejemplo, se estima que, a fecha de hoy, se han vendido unas 28 millones de copias de Pokémon Escarlata y Púrpura, a unos 50 euros de PVP por unidad, suponen 1.400 millones de euros, a los que hay que restarle gastos de distribución, porcentaje de minoristas, impuestos y demás, con lo que el beneficio podría intuirse en torno a los 1.000 millones. Y solo en el ejercicio fiscal de 2024, The Pokémon Company cerró con 12.000 millones de beneficios. La venta de esos juegos no supondría ni el 10%. Huelga decir que este ejemplo está puesto un poco al trancazo, pero nos hacemos una idea, ¿no?), pero sigue sin ser suficiente para justificar esta dejadez que ya arrastra la franquicia desde 2013.

Pero, en conclusión, Pokémon Leyendas: ZA no es un mal videojuego. Insisto en que es entretenido y más maduro respecto a sus predecesores, y que el mapa de la ciudad no sea inmensísimo pero vacío, sino reducido y lleno de cosas que hacer, me parece una decisión acertada (que estoy cansado de ir de un lado a otro de un mapa inmenso pero vacío sin hacer otra cosa salvo perder el tiempo). Aunque tampoco costaba nada hacerla un poco más grande, más variada y llenarla con más cosas, que recursos tienen para rato… ¡Ah, no! ¡Espera! ¡Que eso sí lo han hecho! Pero se vende aparte, a partir de febrero, con un pase de expansión de 30 increíbles euros (aparte de lo que te haya costado el juego base), anunciado ANTES incluso de que el juego saliera.

La brillante idea de un DLC de pago anunciado antes del lanzamiento del juego base sugiere que es contenido recortado, y eso no mola nada.

Si hay que reconocerle algo a The Pokémon Company es que saben crear un imperio, saben jugar con el corazón de la gente que los posicionó en la vanguardia de las franquicias a nivel mundial y que tienen los cojones bien gordos.