¡Hola a todos, queridos blastermaníacos!
Hoy hemos decidido ponernos algo más serios que de costumbre para hablarles sobre un tema que ahora mismo está en boca de todos y que nos va a afectar: la desescalada en fases.
Como todos sabemos, el 14 de marzo se decretó el estado de alarma en el territorio español debido al COVID-19, una situación que acabó con la mayoría de la población española confinada en sus casas, limitando no solo la interacción, sino el comercio, la educación, etc., con el fin de evitar el colapso de los hospitales y los sanitarios, y por supuesto también para frenar la curva de contagios.
Ahora, más de un mes y medio después, comienza el plan de desescalada por el que progresivamente se tratará de volver a una vida cotidiana «normal». Algunas comunidades ya han entrado en la Fase 1, pero aún falta mucho camino por recorrer.
El hecho de que el Estado Español haya decidido que la gente pueda volver poco a poco a la calle y a realizar sus actividades «habituales» no se debe a que al fin somos libres del virus: son otros factores los que están interviniendo en esta decisión.
No somos expertos en economía, ni somos expertos en salud, y desde luego no vamos a aburrirlos con detalles que se nos escapan. Lo nuestro es la fantasía, la ciencia ficción. Pero hay algo que nos ha quedado claro —y que debe quedarnos claro a todos—, y es que esta desescalada, esta Fase 1, no es una vuelta a la normalidad. Es un proceso lento para evitar un desenlace peor. El «bicho» sigue ahí fuera, la amenaza constante del coronavirus no ha cesado.
Es por eso que queremos hacer un llamamiento a la cordura: la Fase 1 no es sinónimo de salir a la calle y hacer lo que queramos, como queramos y cuando queramos. Es una oportunidad para evitar que nuestro sistema colapse al tiempo que se busca la manera de volver a la «normalidad». Y habrá limitaciones para ello [consulta el BOE 9/05/2020] (mantener la distancia social, no reunirnos en grupos de más de 10, no viajar en coche con gente que no sea la que vive en tu casa, siempre con guantes y mascarillas en cualquier momento…). Esas normas están por algo. Pero lo que sigue siendo igual de efectivo es quedarte en casa.
No seamos confianzudos. No cojamos el brazo cuando nos tienden la mano. Todos queremos que esto acabe cuanto antes. Pero tendrá que ser juntos y con consciencia.
Salgamos solo para lo necesario, como hemos hecho hasta ahora. Seamos solidarios, no solo con los sanitarios y su sistema, no solo con los demás servicios esenciales que han mantenido el sistema, no solo con el prójimo, sino también con nosotros mismos.
Seamos responsables. Si lo somos, juntos podremos con esto.