Cuando era pequeño tenía un perro llamado Scootex. No era un perro real, sino un peluche que habían regalado con una promoción de papel higiénico. Aun así, se puede decir que lo quería. No era especialmente elaborado ni tenía la mejor manufactura, pero a veces, no son nuestras pertenencias más lujosas las que nos definen. Algunos objetos nos acompañan durante años y, en su conjunto, nos pueden describir mejor de lo que pensamos: ¿Qué libros tenemos en nuestra estantería? ¿Somos de colgar posters o preferimos unas paredes lisas? ¿Cómo hemos cambiado la decoración con los años? Nuestra personalidad y gustos perfila el entorno más de lo que creemos, y en Unpacking lo saben muy bien.
Unpacking es un videojuego independiente desarrollado por el pequeño estudio australiano Witch Beam y distribuido por Humble Games. Lanzado el pasado mes de noviembre para Nintendo Switch, Xbox (disponible también en Game Pass) y PC, ofrece una propuesta basada en la resolución de pequeños puzles en los que desempaquetaremos y colocaremos enseres tras sucesivas mudanzas.
Al contrario de lo que pueda parecer, la experiencia que ofrece Unpacking se aleja mucho de ser tan aburrida y tediosa como una mudanza real. Los distintos niveles que conforman este título invitan a querer explorar e interactuar con cada uno de los rincones de las habitaciones. A medida que avanzamos, será cada vez más complicado terminar de colocar cada una de nuestras pertenencias, teniendo que acomodarlas en varias habitaciones según corresponda (no podremos colocar un salero en el cuarto de baño, por ejemplo). Podremos rotar cada objeto para acomodarlo a nuestro gusto y aprovechar al máximo cada espacio disponible, siempre y cuando esté en un lugar apropiado. La propia atmósfera del título acerca más a un estado mental tranquilizador que a la concentración exigente por otros juegos de puzles. No es desafiante pero tampoco lo pretende. Es un videojuego que invita a la desconexión y a dejarnos llevar por su atmósfera evocadora y adorable.
Sin embargo, el encanto de Unpacking no viene exclusivamente de sus puzles. La gran baza de esta obra de Witch Beam proviene de su brillantez a la hora de usar la narrativa ambiental para contarnos una historia a través de los objetos, sin una sola línea de diálogo u otro elemento ajeno al propio entorno. Comenzaremos ordenando nuestra habitación infantil, colocando nuestros juguetes, guardando nuestro tamagotchi en el cajón y dándole un sitio de honor al elefante de peluche sobre nuestra cama. Luego, como en la vida misma, comenzarán las sucesivas mudanzas: nuestra habitación de estudiante, en la universidad o nuestro primer piso en pareja. La evolución de nuestras pertenencias a lo largo de cada nivel nos dará pistas sobre lo que le puede estar pasando a nuestra protagonista. Habrá objetos que tendremos que mudar varias veces, otros desaparecerán a medida que crecemos y algunos nos acompañarán hasta el final.
En el apartado artístico, Unpacking hace gala de un pixel-art precioso dotando de vida propia a cada uno de los niveles. Cada habitación está recreada con gran encanto y, a veces, habrá pequeños elementos con los que podremos interactuar, como consolas (muy similares a las reales), reproductores de música o algún que otro electrodoméstico.
En el apartado sonoro se ha hecho un trabajo casi titánico, especialmente con los efectos de sonido. Cada objeto tendrá un sonido propio según el lugar y el material donde lo coloquemos: no tendrá el mismo sonido un libro puesto sobre la encimera que una maceta, por ejemplo. El nivel de detalle y complejidad llevado a cabo en este apartado es absolutamente sobrecogedor, llegando a crear más de 14000 archivos de sonido diferentes según los propios desarrolladores de Witch Studio. Además, la banda sonora original compuesta por Jeff van Dick con reminiscencias de temas de 8 y 16 bits y de un tono que recuerda al vaporwave, es perfecta para sumergirnos en la atmósfera.
Unpacking vuelve a demostrar que no está todo escrito en los videojuegos. Con una duración inferior a las 3 horas, usa las herramientas propias del medio para contar una historia interesante sin hacer uso de ningún elemento narrativo convencional. Por ello, afirmo rotundamente que estamos ante uno de los mejores videojuegos de 2021, un título imprescindible capaz de emocionarnos de formas totalmente imprevisibles. El desarrollo independiente sigue elevando las cotas de originalidad y creatividad, evidenciando que no son necesarias 60 horas de duración ni un presupuesto de millones de dólares para crear una obra de arte digna de pasar a la historia.