Como sucediera con La Historia Interminable (1984) de Wolfgang Petersen o con Momo (1986) de Johannes Schaff, Jim Button and Luke the engine driver (Dennis Gansel) es una nueva adaptación de las obras del escritor germano Michael Ende, esta vez trayendo a la gran pantalla la homónima novela infantil de 1960. Y ha sido precisamente este filme el presentado en el Isla Calavera de este año.
Tras cosechar un gigantesco éxito de taquilla en Alemania, país de origen, consiguiendo recaudar más de 12 millones de dólares ese año (convirtiéndose en la película alemana con mayor recaudación), Jim Button and Luke the engine driver se exhibe en la sala 17 del Multicines Tenerife durante el Festival levantando la expectación de los presentes.
No es la primera vez que esta obra de Michael Ende recibe una adaptación, pero sí es en la que más tiempo se ha trabajado. Si durante algunos de los coloquios posteriores a la proyección de La Historia Interminable (que cumplía nada menos que 35 años y que se proyectaba una vez más en salas del Festival por su aniversario) se comentó que esta habían tardado en torno a 5 o 6 años en hacerla, el tiempo que se tardó con Jim Button la haría palidecer: 14 años desde las primeras ideas hasta los últimos detalles. Casi nada.
La gran pregunta, esa que todavía quedaba sin respuesta, era: ¿había valido la pena? La respuesta sería un rotundo «sí». Y es que la obra del exitoso Dennis Gansel es espectacular, simple en su nomenclatura y endemoniadamente nostálgica. Las actuaciones no solo son creíbles sino además las clavan tanto como se esperaba, incluso más teniendo en cuenta que esta clase de filmes habitualmente suelen ir enfocadas a un público infantil.
Sin embargo, el verdadero punto fuerte de la película —y aquel que le hizo merecedora de uno de los Premios Isla Calavera— son los efectos especiales, condición clara del enorme presupuesto que la producción inyectó al largometraje.
Se nota, en términos generales, que Jim Button and Luke the engine driver es una película hecha con cariño, con amor y respeto por la obra original (aunque siempre tomándose alguna licencia, el cine es así cómo funciona). Y con un mensaje final que nos podría sugerir que Jim y Luke podrían volver. ¿Quién sabe? Todavía queda mucho Lummerland por explorar.