Como cierre de la jornada del miércoles 27 en el Isla Calavera, se proyectó en la sala 17 de Multicines Tenerife Starfish, largometraje participante en el concurso organizado por el festival. Esta película está dirigida y escrita por A. T. White, quien también compuso su banda sonora.
SINOPSIS
Starfish nos presenta a Aubrey (Virginia Gardner), una chica que vuelve a su pueblo para el funeral de su mejor amiga. Pero, al despertarse al día siguiente, se encuentra sola ante una invasión alienígena, el fin del mundo. Entonces descubre que su mejor amiga, antes de morir, repartió casetes por todo el pueblo y, uniendo sus señales, conseguirá que los aliens se vayan.
Lo que comienza pareciendo una típica película apocalíptica de aliens sin mayor profundidad acaba convirtiéndose en un viaje personal por el interior de Aubrey, descubriendo secretos y causas de la situación en la que se ve envuelta. En particular es la narrativa, con flashbacks y sucesos irreales, lo que hace a la película tan particular, ya que vas descubriendo poco a poco todos los rincones de la mente de su protagonista.
Por lo que destaca este filme es por combinar ciencia ficción y horror a la vez que estudia a su protagonista y plantea constantemente la duda de qué es real y qué no. Esto deja en el espectador todo el poder acerca de entender la historia y sacar sus conclusiones, lo que puede ser muy positivo o negativo.
Así, al terminar la proyección, se veían tanto personas confusas por no terminar de entenderla como personas a las que les encantó o decepcionó. Es normal que ocurra cuando creas una historia tan subjetiva y relacionada con experiencias muy personales. La pérdida, el dolor, la tristeza, la soledad e incluso la depresión y el suicidio se pueden ver reflejadas en la película según la perspectiva de cada persona. Además, tiene un avance lento pero que acaba resultando íntimo.
Sin duda, con lo que hay que quedarse es con la sublime actuación de Virginia Gardner. Con prácticamente todo el metraje para ella sola, no deja de sorprenderte en cada escena con un sinfín de emociones y un reflejo del caos y la crisis mental que sufre su personaje durante toda la película. Te identificas y simpatizas constantemente con Gardner gracias al gran trabajo interpretativo que hace.
Se pueden contar con los dedos películas tan abstractas y subjetivas como esta, que te hace pensar horas o días después de haberla terminado. Aunque también depende de cada espectador la lectura que quieran hacer y cómo se refleje en esta. Pero, sin duda, es una obra que merece la pena ver y experimentar.