Sinopsis: A Fynn, un joven de 15 años, la vida le parece aburrida. Desea vivir una aventura. Últimamente están empezando a pasarle cosas raras. No se puede imaginar, ni remotamente, lo que el destino le tiene reservado. Laudegarth peligra. La oscuridad acecha en las sombras más que nunca, con un plan que podría suponer el fin de las razas conocidas.
Todo su mundo cambiará para siempre cuando el heraldo que ha enviado el emperador llegue a su casa y revele la verdadera identidad de sus padres. Fynn se verá envuelto en una aventura llena de enemigos, magia, guerra, amigos, traiciones y amor.
¿Estás dispuesto a pagar el precio de la magia?
Historia: La historia de El precio de la magia, si puede tener un calificativo, esa es «clásica». No estamos ante una novela rompedora en su género, ni mucho menos, sino ante una historia cuya historia nos resultará familiar por las incontables referencias que se hallan. Se nota que el autor ha leído, que es joven y que ha crecido con grandes historias adecuadas a su edad.
En nuestro periplo por las tierras de Laudegarth acompañaremos al joven Fynn, hijo de unos padres que albergan un secreto oculto a ojos de su hijo y que tratan de vivir tranquilamente en un exilio autoimpuesto. Todo cambia cuando la guerra llega, cuando Fynn descubre quién es y qué es capaz de hacer y cuando el mal llama a su puerta. Forzado (aunque no demasiado) a abandonar su hogar, acabará en una escuela (La Academia) para jóvenes promesas del mundo mágico (junto a su amiga de la infancia y dos elfos hermanos).
No podemos decir que Fynn tenga problemas para desenvolverse en el nuevo ambiente que lo rodea. Mientras que en su colegio para mundanos lo pasaba mal, siendo en multitud de ocasiones víctima del abuso de sus compañeros, ahora es un brillante hechicero cuyas habilidades mágicas no solo sorprenden a sus compañeros, sino que están muy por encima de tantos otros experimentados que acaba atrayendo la atención del más temible enemigo de Laudegarth. ¿Sobrevivirán Fynn y sus amigos al azote de la cruel realidad? Habrá que enfrentarse a las páginas para averiguarlo, y posiblemente a sus continuaciones.
Ambientación: Hablando de construcción de mundo, Laudegarth todavía tiene mucho que ofrecernos. No quiero decir con ello que estemos ante una edificación del entorno inconclusa, pues podemos ver en el mapa —y mencionados en algunas páginas— algunos lugares que el grupo no ha tenido la oportunidad de pisar. Lo que se ha visto, eso sí, es interesante, aunque a un servidor se le ha antojado algo insuficiente, pero eso tiene más que ver con el estilo narrativo del autor que con el worldbuilding.
Personajes: Fynn es nuestro protagonista. Al principio es cobarde, pero en su fuero interno alberga un corazón lleno de coraje. Este perfil no nos resulta ajeno, y mucho menos cuando este, por primera vez en su vida, consigue el poder necesario para dejar esa falta de valor atrás. Si bien es cierto que llego a empatizar con él muchas cosas, especialmente cuando es un pobre sufrido, hay momentos en los que se me antoja complicado de tratar. ¿Por qué? Por su obsesión por Talía, la joven de su infancia de la que siempre ha estado enamorada. Tiene ciertos ataques posesivos que no le acaban de salir bien, y su temperamento en estos casos está lejos de ser ejemplar. Por supuesto tiene sus momentos de lucidez, y es este contraste el que enriquece el relato. No debemos olvidar que tanto él como sus compañeros son jóvenes de quince años, las hormonas están revolucionadas y el comportamiento cegado por el primer amor suele ir de la mano de una ceguera que no atiende a razonamientos. Confío en que evolucione, que mejore como persona, o si por el contrario el autor nos depara un giro en el que nuestro protagonista se vuelve loco de atar, se transforme en el vil villano que puede haber tras él si potencia esa parte oscura de sí mismo.
Quizá el personaje que más me ha gustado es el de Alerya, la joven elfa. Se nota a leguas que quiere que la relación con Fynn sea algo más que una mera amistad, pero se nota porque el autor se ha empeñado en que esa sensación reluzca con una sutileza exquisita. Tanto es así que Fynn es incapaz de percibir nada de ello, tan centrado como está en Talía. ¡Fynn, espabila!
Estilo narrativo: Iré directo al grano: no estamos ante una novela pensada para un público adulto, de estos que llevan a sus espaldas novelas densas como Malaz: el Libro de los Caídos de Steven Erikson, El Archivo de las Tormentas de Brandon Sanderson o La Rueda del Tiempo de Robert Jordan, sino para el público objetivo que tenía Laura Gallego con sus Memorias de Idhún o J. K. Rowling con sus primeros dos tomos de Harry Potter (de los que, por cierto, podemos encontrar muchas referencias). Con una constancia casi agotadora, cada capítulo nos regala montañas de sucesos que impiden cualquier tipo de sopor. Cuesta mucho aburrirse con la historia, y en las mentes dispersas de un lector joven y ocasional esta novela es una excelente historia que servirá de magnífico reclamo, un libro a regalar para despertar un hábito lector sin precedentes.
Es por esto por lo que la novela y yo no acabamos de congeniar del todo. Tiene todo lo que me gusta, pero le falta la profundidad a la que estoy acostumbrado en otras historias. Alguien que espera de un libro docenas de sucesos lo encontrará formidable, pero en mi caso personal suelo regodearme en el detalle (sin abusar, cualquier exceso es malo), y tal y como comentaba antes, me hubiera gustado una mayor profundidad en el trasfondo, en los personajes, en las relaciones con otros personajes (no solo los principales). Todo se explica, pero de forma superflua; captas la idea, pero no profundizas en ella. Y eso está bien dependiendo de quién se enfrente a la página escrita.
Edición: En cuanto a acabado de diseño, El precio de la magia es un buen ejemplo de que las editoriales más pequeñas son capaces de hacer cosas bonitas. El equipo de Editorial Titanium ha tratado con cariño la cubierta —que me entró por los ojos y me convirtió en víctima inmediata—, sus páginas de cortesía, la de título, el mapa —que por una cuestión de costos de impresión a acabado en blanco y negro y lo desmejora un poco— y los arranques de los capítulos. Simples detalles estos últimos, sí, ¡pero qué bien le sientan!
Por otra parte, algo que no me ha gustado es la edición del texto. He encontrado las suficientes erratas, algunas de ellas muy obvias, como para que me hayan sacado de la ficción alguna vez. No porque la ficción no atraiga lo suficiente, sino porque se me antojan que hay algunas imperdonables. Estamos ante el trabajo de una editorial pequeña con un equipo limitado, sí, pero ello no justifica que haya tantos fallos. He leído obras autopublicadas con bastantes menos errores. Quizá sea una pena de caso puntual, ya que no he tenido la oportunidad de enfrentarme a otros títulos de la editorial, pero cuento con que no sea una recurrente.
Resumen: En definitiva, El precio de la magia es un libro que recomiendo para los que se sientan atraídos por la literatura fantástica por primera vez, pues es un ejercicio más que excelente de cómo se deben contar estas historias. Además, como sigue un formato clásico, una historia fantástica de toda la vida, y es tan ágil, entrará con la suavidad esperada.
Lo mejor: Su ritmo ágil, frenético, lleno de situaciones una tras otra. Su lenguaje cercano y sin florituras es también excelente para lectores poco acostumbrados al género y recomendable en este sentido.
Lo peor: La historia merece un repaso. Hay bastantes fallos, repeticiones de palabras que en ocasiones resultan machaconas, ideas que no acaban de tener sentido (no son muchas, pero las hay) y algún que otro error ortotipográfico.
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Físico: Editorial Titanium – Casa del Libro – Agapea